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jueves, 10 de junio de 2010

PRIMER ENCUENTRO Tercer Capítulo



















PRIMER ENCUENTRO


Suena otro lunes más el despertador, ha sido una noche tranquila, he podido dormir sin ningún problema.
He tenido un sueño bastante extraño que se ha repetido durante toda la noche. Solo veía unos deslumbrantes y hermosos ojos verdes esmeralda que me observaban desde la oscuridad más absoluta.
Por mucho que me acercaba nunca lograba ver el rostro a quien pertenecían, pero me daban aun sin conocerlos una sensación familiar, de calma...
Es un sueño demasiado real solo de pensar en el...el pelo se me pone de punta...
¡Genial! ya tengo tema para estar obsesionada toda la mañana.

Me levanté de la cama, abrí el ropero y cogí lo primero que encontré, recogí mi pelo en una coleta alta y salí pitando hacia la parada, hoy se me habían pegado las sábanas.
Por suerte los autobuses hoy eran puntuales así que con un poco de carrera llegué a tiempo a mi puesto de trabajo, solo de escuchar la reprimenda de Carlos si hubiera llegado tarde me hizo más veloz.
- Ángelaaa, compi de tienda- Ahí estaba él, sonriente, con la cara de prepotencia que le caracterizaba, era demasiado temprano para ser borde así que me decidí a contestarle lo mejor posible aunque el matiz de mi voz sonó un tanto desagradable, pero en fin lo había hecho lo mejor posible…
- Hola Carlos, buenos días – Le dediqué una sonrisa un tanto forzada.
- Esta es mi amiguita, tu sabes…te la quería presentar – La miré y era guapísima, rubia, ojos grandes, labios carnosos alta y con un tipazo. De verdad que tenía el que yo no veía, no hacía más que repetírmelo. Es que a caso yo tenía un problema de audición y lo escuchaba todo al revés…
- Hola encantada soy María – Su voz era suave y dulce. De repente mis reflejos me avisaron de que la chica, María iba a extender la mano para dármela, ¡dios no llevaba los guantes!, el pánico se apoderó de mí, así que sin pensar y sin remedio me abalance sobre ella y le di dos besos.
Diréis que es una cosa normal, si, pero lo peor era el nervio y la ansia con los que se le había dado.
- Encantada María – Un poco abochornada, bueno bastante me di la vuelta y me fui con mis compañeros los libros, al fin y al cabo de buena me había librado.


Ya lejos de ellos dos, tranquila, me dediqué a hacer la tarea de hoy, buenos más o menos la misma de todos los días.

- Ángela mujercita – Dios ahí estaba otra vez detrás mía, odiaba que me llamara así, es que me desquiciaba.
- Que – Me di la vuelta bruscamente y conteste con tono de desesperación. El me sonrió y prosiguió, cada loco con su tema dicen…
- Ya sé porque no te gusto…debería de habérmelo imaginado – Lo que pensara, fuera lo que fuera le diría que si, por fin me dejaría en paz, ciertamente estaba deseando que me diera su versión.
- Ah, ¿si Carlos?, ¿y me vas a desvelar tu teoría? – Lo miré fijamente esperando una respuesta.
- Bueno chica, la verdad que la respuesta me la ha dado como te has abalanzado a mi amiga, eres lesbiana ¿no?, sabía que tenía que haber un motivo porque no te lanzabas a por mí – De pronto sentí como mi sonrisa cruzaba mi cara de oreja a oreja, no estaba mal, si con esto se olvidaba de mi…
- Si, lo soy Carlos, lo as descubierto, ahora ¿me dejarás en paz? – Lo seguía mirando atentamente para adivinar lo que pensaba…
- Había pensado, que bueno aunque seas lesbiana yo soy un tío muy atractivo hasta para ti y podríamos hacer un trío los tres, sabes que podría con las dos – Su gesto no era de broma, ¡Me lo decía de verdad!, no había manera era una pesadilla, ¡Está realmente colgado!.
- Carlos piérdete…- Había cubierto mi cupo de estupideces por hoy así que me alejé y pensé en adelantar trabajo en el almacén hasta que hubiera clientes que lo distrajeran.


Era ya media mañana cuando acabé con las excusas de esconderme con trabajo del almacén así que no tuve más remedio que salir a la tienda y empezar a colocar los libros desordenados por la clientela. Busqué a Carlitos con la mirada, ¡Bien! Estaba entretenido con una clienta, pobre de ella… pero yo estaría tranquila.
Mientras canturreaba como siempre escuché las risitas de unas chicas al otro extremo de la tienda. Se miraban entre ellas y comentaban y observaban a un chaval que ojeaba libros.
¿La verdad? Me entró una curiosidad enorme, desde atrás pintaba bastante bien, alto, fuerte pero no exagerado, al punto perfecto, pelo negro liso pero alborotado…iba muy a la moda, camiseta de mangas cortas roja, pantalón vaquero un poco caído y unas converse rojas a conjunto con la camiseta.
Pensaba solo en como me podía acercar... que excusa que no sonara ridícula podría poner, pero entonces desistí, pensé mejor no verlo así no te atraería más y todos felices.
Proseguí con mis labores, no volví a mirar hacia atrás, pero entonces algo me distrajo un olor embriagador me llamaba desde mi derecha.
Miré rápidamente y ahí estaba el, ¿como una persona podía oler tan bien?
Me quedé embobada esperando poder verle bien, su media melena ocultaba su rostro. Sin aviso me miró directamente a los ojos, fue bastante extraño me quedé hipnotizada sin aliento, eran tan hermosos…pero parecían los ojos de mis sueños, su familiaridad…
¿Eran los ojos que me habían obsesionado esta noche?, o solo era que mi cerebro los quería relacionar conmigo por su belleza…Me quedé embobada, con cara de pánfila seguramente.

- ¿Te pasa algo? – Que vergüenza, ¿era a mi?, solo de pensar cual sería mi cara y cuanto tiempo me había quedado así me hizo arder de sonrojo. Pero su voz era perfecta encantadora aunque con un matiz seco, cortante.
- ¡OH! nada, perdón me resultas conocido, te confundí con alguien supongo – Intenté parecer lo más convincente posible, quería no parecer estupida, aunque era difícil concentrarse ante esa cara.
Ojos grandes de un verde intenso y pestañas abundantes y largas que los realzaban aun más. Rasgos cuadrados pero a la vez con una sutileza increíble, labios rosados carnosos, dientes blancos, cuadrados y una piel morena perfecta de un todo dorado que lo hacía deslumbrar. Podría ser un modelo de revista de ropa, sin ninguna duda…
- Supones bien, no te conozco de nada – La magia se rompió, su voz reflejaba una indiferencia brusca y absoluta, sentí su grandeza y mi insignificancia.


Me volví, avergonzada, un chico tan guapo como se iba a fijar en mí, ¿en que estaría pensando? En los libros de crepúsculo, ahora yo sería Bella, despierta Ángela vuelve al mundo real.
Mientras proseguía ordenando observé que este chico esperaba en la caja para pagar unos libros que había cogido, Carlos estaba ocupado, no me servía ni para cuando lo necesitaba, me incomodaba tener que volver a dirigirme a él, pero no había remedio así que me arme de valor, nadie me aria a mi bajar la cabeza.
Me coloqué detrás del mostrador mostrando indiferencia.

- Son 30 con 20, ¿lo va a pagar en efectivo o con tarjeta? – Lo estaba consiguiendo, sonaba confiada.
- En efectivo – Su voz seguía sonando igual de seca de desagradable, era muy correcto pero su tono lo delataba.

Me puso el dinero encima del mostrador, aun me quedaba darle la vuelta, por lo menos me hubiera ahorrado más agonía si me lo hubiera entregado justo…
Alargué la mano mientras intentaba darle mi ¡Gracias! más amable y convincente.
Los dos nos quedamos quietos mirándonos con rareza, con curiosidad, el no sé porqué, supongo que sería por mi reacción…Solo se que me había rozado la mano sin querer y no había ni visto ni sentido ¡nada de nada!
¡Era genial! Esto demostraba que había personas que no me mostraban nada o bueno también puede ser que él sea el único… ¿Será especial?

Después de esos segundos de embobamiento pensando en posibilidades, él chico misterioso cogió su dinero y salió deprisa del establecimiento.
Ya lo había ahuyentado, ya no sabría nada más de él… aunque la verdad no sabría como realizar una conversación con una persona desconocida sobre ese tema, creería que estoy completamente chalada y más un tío tan seco.

Los pensamientos sobre ese encuentro, ese roce de manos, invadieron mi cabeza toda la tarde…Deseaba salir del trabajo para llamar a Esther contárselo y oír sus teorías, es buena, nunca falla.

Era la hora de salir, las 18:00. Rápidamente me cambié de ropa busqué el móvil en mi mochila y le mandé un sms a Esther.

Nena soy Angi qdamos
alas 7 nla cafe de siempre
tngo algo muy importnt
q contart bss, muaks!!

Cuando llegué a la cafetería ya me estaba esperando, bebiendo una de sus amadas cervezas.
Al verme dio un salto, me arrastró a la silla me dio un beso y empezó el interrogatorio.

- Cuenta, cuenta – Estaba risueña, con voz ansiosa, parecía que sabía que tenía que ver con un chico.

Le expliqué todo con pelos y señales tal y como había ocurrido. Mi primer momento de cara de inepta profesional hasta el momento crucial, el momento del roce.

- Venga ya Angi…¡Está clarísimo! Seguro que ese hombre está creado para ti, para que no pases penurias – Su risa era acelerada y sonora, estaba nerviosa con sus teorías.
- Neni ¿Te as perdido la parte de que el es perfecto? Y también te he contado que vamos, me trató como si fuera una hormiga, otro creído para el bote.
- Lo habrás cogido en un mal día. ¿Por qué no investigamos?
- ¿Cómo Esther? Si no se ni como se llama…da igual solo quería compartir lo que sentía – Mi voz sonó al final de la frase con tristeza.
- Tu dirás lo que quieras, pero el destino es muy sabio y que hayas soñado con unos ojos verdes y te pase eso…Es muy raro… ¿Y si tu sueño te mostraba tu mitad en el mundo? Una persona para ti, que puedas tocar…- Sus ojos se dirigieron hacia mis manos cubiertas con mis guantes rojos con estrellas blancas favoritos.


La conversación siguió girando alrededor de las teorías de Esther, pero la verdad que un poco me deprimían. ¿Y si era verdad lo que ella decía?, ¿Y si es él destinado para mi?, no podría encontrarlo es imposible, el destino tendría que unirnos otra vez, esa era la esperanza que me daba mi amiga.

De todas maneras a quien iba engañar el era demasiado perfecto para un bicho raro.
Supongo que mañana cuando me levante me habré olvidado un poco de la obsesión que toma por completo mis pensamientos.
Espero que mañana el destino, como dice Esther, aclare mis dudas.

EL PRIMER DÍA- Segundo Capítulo

EL PRIMER DÍA

¡Dios!
Eso es el despertador…No he logrado pegar ojo en toda la noche, en definitiva estoy realmente aterrada.
Entre el dar y dar vueltas a situaciones en mi cabeza, el calor de Junio y los molestos mosquitos merodeadores de orejas a sido una noche eterna…pero corta la hora que si he podido dormir.
El uniforme de trabajo me queda ho-rro-ro-so, pantalón de pinza azul marino y polo blanco, une tener caderas y ese pantalón ridículo y se acabó la oportunidad de conocer a mi príncipe azul en el trabajo…bueno…quien dice príncipe azul dice, chaval guapo y simpático, dejémonos de fantasías de princesas…mientras que me entretenga…
- ¡Ángela por favor pareces una desesperada! – Hablo conmigo misma.
Os vais a pensar que a parte de mi habilidad especial no encuentro a mi caballero andante porque soy fea, por eso aclaro desde mi más sincera humildad que no tengo una cara guapísima de modelo de revista retocada pero tengo mi atractivo…
Volviendo al tema del uniforme, si, me lo llevaré metido en una mochila para cambiarme allí, es lo mejor para todos.

Mi madre planchaba en la habitación continua a la mía mientras yo divagaba de un lado para otro hablando sola.
Es su día libre en la cafetería donde trabaja, aunque sea miércoles y aunque siga trabajando.
Se llama Cristina, muchos dicen que me parezco a ella en gestos pero es totalmente contraria a mí.
Bajita, rubia, ojos verdes marcados por los años al sonreír y unos cachetes siempre rojizos adorables.
Es mi mayor apoyo, me comprende y siempre a creído mis locuras…al contrario que mi padre Alberto, aunque lo niegue me mira y trata con cautela, con miedo.

- ¡Ángelaaa!- Gritó mi madre con voz dulce, supongo que creía que no sabía que estaba en su cuarto.
- ¡Dime mama!
- ¿No te pensarás ir sin desayunar? Anda ven para acá.

Me dirigí hacia ella sabiendo que era una batalla, bueno mejor dicho una guerra que no podía ganar. Que madre no te obliga a desayunar…

- Hola mama, la verdad es que tengo el estó…mago que no…que no… me permite ingerir – Mi voz sonó confiada, hasta que a mitad de la frase levanto la cara y me miro con ojos de negativa, entonces mi confianza decayó totalmente.
- Mientras te terminas de arreglar bajo y te preparo un sándwich de York y queso. Vamos te vas a pasar toda la mañana por ahí sin comer…- Se terminó la conversación del desayuno, punto para mi madre.

Agaché la cabeza miré mis manos temblorosas y fui tirando del guante derecho dedo a dedo…

- Mama, ¿puedo probar a tocarte?- Mi voz sonó nerviosa, entrecortada – Sólo quiero saber si todavía me pasa y si es así recordar la sensación para que no me tome desprevenida.

Sus ojos alegres entristecieron al segundo y me acarició con la palma de la mano la cara con dulzura

- Si estás segura de esto, sabes que siempre podrás contar conmigo, siempre estaré dispuesta a ayudarte.

La miré a los ojos para sentir su confianza, confianza que siempre me tranquilizaba y extendí mi mano para rozar suavemente su brazo. Una oleada de tristezas, momentos desgarradores me inundó de angustia.

- ¡Mierda! Es horrible mama sigue ahí…
- No tienes porqué ir a trabajar ya nos la aviaremos, a tu padre todavía le que da paro – Tenía los ojos brillantes de lágrimas que no escapaban de su pequeños ojos.
- Mama tengo que hacerlo, no soy ninguna cobarde – Intenté parecer convencida de mis palabras, no era tan fácil engañar a mi madre como a los demás por muy experta que sea.

Me dio un beso en la mejilla y me dijo al oído con calidez.

- Suerte pero al menos coge una manzana para el camino.

Sonreí, me puse otra vez mi amado y compañero guante, me eché al hombro la maleta donde llevaba el “disfraz” y me encaminé con mi manzana hacia la parada del autobús.

Subiendo en las escaleras mecánicas de mi nuevo lugar de trabajo, dirigiéndome a la sección de libros me di cuenta de que estaba híper ventilando.
Intenté concentrarme en pensar en otra cosa para tranquilizarme y acordarme de cómo se llamaba por quien me habían dicho que preguntara al llegar.
¡Juan!, que alivio se siente cuando te acuerdas de algo que tienes e la punta de la lengua…
Cuando llegué al mostrador me indicaron donde me tenía que cambiar y dejar mis pertenencias.
Al terminar de cambiarme y parecer ridícula con el uniforme y mis manos desteñidas, me señalaron a mi compañero de sección, Carlos.
Mala suerte otra vez para mi, cuando empezó a hablarme me di cuenta de que mal hablando era realmente un CAPULLO con todas las letras.
Genial…
Lo miré otra vez descaradamente para ver que creía el que yo no veía y la verdad no había nada.
Carlos es alto, muy delgado, ojos de un intenso azul pero demasiados salidos de sus órbitas, pelo negro rizado y un gran problema con el acné…
Después que me explicara como iba todo en la tienda y alardeara de lo buen trabajador que era, soltó una última frase matadora.

- Que sepas mujercita que aunque como es normal me encuentres súper atractivo tenemos prohibidas las relaciones entre trabajadores – Me quede pasmada ¿está de coña no?

Soltó una risilla desquiciante…yo no podía más tenía que cortar esto por lo sano. Me arme de todo mi sarcasmo y más y dramaticé, no quería malos entendidos.

- ¡No me digas! Creo que voy a dejar entonces el puesto de trabajo.- Ya me gané mi primer enemigo, me encanta hacer amigos.

Sin más que añadir me di la vuelta y comencé mientras canturreaba para mí canciones de estopa, de las maqueteras, a desempeñar mi tarea, ordenar y reponer los libros que habían llegado hoy.

La mañana y la tarde transcurrieron sin percances sensitivos, todo un éxito.
Carlos demostró el buen dependiente que es atendiendo y entreteniendo con su sandeces a todos los clientes. Yo sin embargo estuve reponiendo y cargando grandes cajas de un sitio para otro sin descanso.
Aunque las agujetas mañana serán horribles, prefiero que sea así y tener un compañero tan eficaz para escabullirse de cargar.
Miré el reloj, las 18:10, pasadas las 8 horas ya no veía todo tan terrible, era soportable. Mañana jueves solo tenía que echar 4 horitas de 10:00 a 14:00, perfecto.

Me puse de camino a la parada de autobús mientras sacaba el móvil de bolsillo de la maleta para revisar si tenía llamadas.
5 llamadas perdidas de Esther, nunca se entera de las horas en las que trabajo.
Esther es mi mejor amiga…casi como una hermana. No la conozco desde párvulo, no es mi amiga de la infancia pero puedo decir que es la mejor.
Cuando me sucedió el gran cambio de mi vida se acercó a mi cuando todos se alejaban y me ayudo muchísimo.
Le debo tanto que le estaré eternamente agradecida, esto no quita que sea una despistada y no ve su error aunque no le cojas el móvil, se pone intensa, un día encontré 25 llamadas perdidas en menos de una hora…

- ¡¡Hola Angelinaaa!!! ¿Donde te habías metido? – Contestó con esa alegría que le caracterizaba y esa forma de cambiarme el nombre que me fastidiaba.
- Hola Esther-ti-na, verás pues hoy iba caminando por la calle y me secuestró un cocodrilo…si, si como te lo cuento – Esther empezó a reír con ese sonido ensordecedor y a la vez pegadizo que era su risa.
- Vale, vale, cocodrila, eso es porque me he olvidado otra vez de algo…
- No pienses más anda relájate, hoy era mi primer día de trabajo.

Esther lo sabe todo sobre mí, paso mucho tiempo con ella, es una amiga de las de verdad de confianza. Aunque la tarada piensa que lo que me pasa ami es ¡Una pasada!...Loca.

- Ahi verdad, lo siento, ¿Cómo te ha ido…ya sabes con tu problemilla?
- Bien, sin percances, pero hablamos mejor luego ¿va?
- Venga love, llámame y me cuentas, besotes
- ¿love? – Me tuve que reír con su spanglish – kisess guapa.
La semana fue pasando sin incidentes mayores, algún roce en el trabajo con el cliente entregando el cambio pero aunque la sensación era horrible al ser de desconocidos pues…no me malinterpretéis, solo que para mi es más fácil sano y llevadero pensar…Menos mal que eso no me ha tocado ami ni a mi familia…
El fin de semana también pasó bastante tranquilo. Esther y yo decidimos darnos una tregua de salir y nos quedamos en mi casa comiendo pizza y viendo películas de cómo nosotras las llamamos, de llorar.
Además era lo mejor, últimamente cada vez que bebía de más me alocaba demasiado, no bailando y tal, parecía un sabueso, si lo reconozco, borracha me gusta oler a la gente, es mi perfil cómico, es como si mi sentido del olfato se disparara y me controlara el a mí.
Esther dice que a lo mejor es otro nuevo poder de Súper Heroína que no he descubierto, yo prefiero pensar que se me va la cabeza con el alcohol, aunque si os digo la verdad no es nada desagradable al revés la sensación con mi olfato es placentera.
Pero ¡No!, no quiero saber de verdad, sin más miramientos, que vengo de Venus o algo así.
Mañana ya es lunes, principio de semana, que ganitas de aguantar al Mister España de Carlitos.
Espero que la semana próxima sea al menos igual de buena dentro de lo que cabe…

martes, 8 de junio de 2010

VUELVE DE DÍA_Primer Capítulo



NOVELA JUVENIL ROMÁNTICA

Ángela es una chica aparentemente normal pero muchos desconocen sun don o su maldición. Todos los días tiene que enfrentarse a un mundo que solo muestra dolor ante sus ojos.
Su vida, su destino cambiará cuando encuentre las respuestas que no la dejan dormir a manos de una persona muy especial en muchos sentidos...










Ángela

Me llamo Ángela Ortiz y escribo esta especie de diario por el simple hecho de poderos contar mi historia.
Mi vida…es bastante normal, tengo 20 años, vivo con mis padres, salgo con mis amigos y mi aspecto es sin duda el de muchas chicas de Sevilla, alta, pelo negro, ojos castaños rojizos y piel oliva, como se dice “del montón”.
No soy escritora, en absoluto, es más solo logré acabar la ESO pero intentaré explicarme con la mayor claridad posible.

Antes de continuar debería contaros donde radica mi problema…
Bien…¡Estoy loca!, zumbada, soy extremadamente un bicho raro.
Desde los 13 años cambió todo en mi vida y no me refiero a convertirme en una “mujercita” (que expresión tan absurda), sino a cambios relacionados con mis rarezas.
Cuando fueron pasando los años pude darme cuenta que nunca terminaría y que aunque yo ami misma me llame desequilibrada, ¡era real!, no era un invento de una mente perturbada.
Tengo una maldición, otros dirían que es un don, pero os aseguro que no, en absoluto, que dejen de leer libros de superhéroes, un don no puede ser algo que te mantenga aislada, oculta, de una vida normal y feliz…
Con esto que cuento no significa que no tenga una familia maravillosa y buenos amigos que ya os iré presentando, sino que mi vida gira alrededor de una gran coraza y un montón de mentiras…soy una gran profesional de esto último, soy capaz de contar la historia más absurda y que todos la crean.
Nunca he tenido pareja, no poder tocar y acariciar directamente con tus manos mientras haces el amor o practicas sexo como prefieran, no es digamos del todo normal, dificulta la popularidad, aunque hay que decir la verdad siempre hay algún tío que le parece encantador y morboso la chica que siempre va con guantes…esto me salva de ser virgen, pero no de ser una negada repele hombres.
Sobre los guantes, no os equivoquéis, yo no doy chispazos como la chica de la serie de televisión, yo percibo solo calamidades.

Intentaré explicarme lo mejor posible, dentro de lo anormal que soy que al menos podáis comprender y llegar a asimilar lo que cuento.
Cuando toco a una persona sin guantes, piel con piel, por suerte solo me pasa con las manos, mi mano siente una corriente de energía fugaz, para que me podáis entender… es parecido a cuando te bajas del coche y al cerrar la puerta, el maldito te da un calambrazo, pues algo así…
Pero hay un problema, ojala solo fuera Doña Chispas, al sentir esa carga de energía en el contacto, en ese segundo imperceptible para todos, veo como en una película todas las desgracias y solo las penurias que haya sufrido esa persona en concreto.
Lo peor es que no pasa de vez en cuando, sino siempre, y aunque al individuo ya lo haya tocado y vuelva a tocarlo un segundo después, sin tener más desgracias que contarme, me vuelve a poner otra vez su película drama.
Entendéis, ¡Siempre!
Saber, conocer, sentir el dolor, hechos íntimos…es horrible, como no ser una loca depresiva encerrada en mi coraza, si la vida solo me muestra las penas de un mundo repleto de lágrimas.

Hace ya tiempo que no me quito los guantes en público, mi escusa para los que al menos me dan la oportunidad de mentirles es que tengo una rara enfermedad que no me puede dar ni un poquito de luz solar. Lo peor es que tengo las manos de un color enfermizo, no blancas marfil, al ser morena de piel tienen un color verde-amarillento.
Tengo miedo al día de mañana, he encontrado trabajo en la librería de unos grandes almacenes en Sevilla centro, no me malinterpretéis, no son nervios al primer día de trabajo, que los tengo por supuesto, soy humana, sino a que mi jefe de sección me ha dejado bien claro que no quiere que trabaje con los guantes…

- Aquí no hay ventanas, poca luz te va ha dar chica.

Simpático, ¿verdad?…pero necesito el dinero, con la crisis no está la cosa para rechazar trabajos…
He trabajado antes en tiendas de ropa y nunca habían puesto impedimento a mi complemento habitual.
Llevo 3 años sin tener esa sensación, no quiero volver a sentirla…aunque quizás se me haya pasado, no se por el poco uso quizás… ¡Ojala!
Solo se que mañana será un día duro, are de tripas corazón, intentaré tener el menor contacto posible con los clientes sin parecer grosera…